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Esenciales pero excluidas: La protección de los derechos para las trabajadoras del hogar continúa pendiente desde hace mucho tiempo

Declaración de la Alianza Global contra la Trata de Mujeres (GAATW) en el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar

IDWD22 ESLas trabajadoras del hogar realizan contribuciones cruciales a los hogares y a la economía global. Sin embargo, continúan sufriendo múltiples vulnerabilidades causadas por la falta de reconocimiento y respeto por su trabajo, los regímenes de migración laboral inhumanos, las prácticas de reclutamiento deshonesto, y la discriminación y violencia basada en género.

En este Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, destacamos los efectos que ha tenido la pandemia de COVID-19 en las trabajadoras domésticas migrantes en los pasados dos años y su exclusión de la tan necesaria protección social. Reclamamos medidas para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida, así como el acceso a derechos laborales y apoyo del gobierno.

En nuestra investigación recientemente publicada sobre la reintegración de mujeres trabajadoras (domésticas) migrantes de Bangladesh, India, Nepal y Sri Lanka que habían retornado de Medio Oriente, la gran mayoría reportó una multitud de violaciones de derechos humanos y laborales pero muy limitada asistencia por parte del gobierno, incluso durante la pandemia de COVID-19.

Trabajadoras domésticas de Bangladesh comentaron a nuestras organizaciones socias que su carga de trabajo aumentó exponencialmente. La mayoría no recibió ningún salario por un periodo de tres a nueve meses, en parte debido a que sus empleadores tampoco recibían salario. Los contratos de trabajo no fueron renovados para algunas, mientras que a otras trabajadoras sus empleadores les pidieron que ‘escaparan’ para no tener que pensar en extender sus contratos de trabajo ni en procedimientos legales. En Sri Lanka y Nepal, algunas mujeres compartieron que tuvieron que pagar sus vuelos de regreso y los costos de cuarentena durante la pandemia o pagar a las agencias de reclutamiento, lo que incrementó considerablemente su precariedad financiera. En los cuatro países, las mujeres no estaban al tanto o no tenían acceso a programas nacionales de protección social. En India, una mujer comentó ‘No estoy informada sobre ningún apoyo del gobierno para migrantes retornados. Son ustedes los primeros en venir a buscarme y preguntar sobre este tipo de cosas’. Muchas trabajadoras fueron estigmatizadas por ser migrantes y sospechadas de haber traído la enfermedad a sus comunidades.

En América Latina, las trabajadoras domésticas migrantes hablaron sobre las altas cargas de trabajo y el maltrato por parte de sus empleadores. Una mujer venezolana en Brasil contó a nuestros socios ‘No me dejaban comer, tenía que llevar la comida de casa. […] Piensan que porque estamos pasando por una situación difícil pueden tratarnos como perros.’ Muchas mujeres compartieron experiencias de aumento de la violencia basada en género debido a tener que estar encerradas en casa con sus abusadores y a la capacidad limitada de los servicios de apoyo durante el confinamiento.

En el Reino Unido, uno de nuestros socios se comunicó con una trabajadora del hogar migrante indocumentada que se vio obligada a continuar trabajando, poniendo en riesgo su salud, porque no tenía derecho a la protección social debido a su estatus migratorio. Varias mujeres dependían únicamente de sus agentes, empleadores, o comunidades para recibir apoyo financiero. En Francia, una trabajadora del hogar filipina dijo que estaba preocupada por su familia en su país de origen debido a que no pudo trabajar por tres meses durante el confinamiento. Además de la dificultad financiera, algunas mujeres tuvieron que lidiar con actitudes racistas. Una trabajadora del hogar filipina en el Reino Unido comentó: ‘Yo fui víctima de racismo porque el coronavirus fue descubierto en China. Así que algunas personas dijeron, “tú eres asiática y eres la razón por la cual tenemos una pandemia”.

Lo que es evidente y ha sido documentado ampliamente es que las trabajadoras del hogar son vistas por muchas personas como una categoría de trabajadoras esenciales-pero-desechables. En lo que concierne a la retórica de ‘no dejar a nadie atrás’, debemos preguntarnos cómo podemos generar un cambio más positivo y rápido para las vidas de estas trabajadoras esenciales.

Dadas estas realidades, hoy nos unimos a nuestros miembros, socios, y aliados para exigir:

  • Ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre Trabajo Decente para Trabajadorxs Domésticxs: Once años después de la firma del Convenio, el trabajo decente para las trabajadoras del hogar y particularmente para las trabajadoras del hogar migrantes sigue siendo difícil de alcanzar. Los Gobiernos deben ratificar e implementar sus disposiciones.
  • Inclusión de trabajadoras del hogar (migrantes) dentro de los pliegues de protección social: La pandemia es evidencia de que un sistema de protección social que funcione bien es esencial para las personas y la economía. Los gobiernos deben asegurarse de que todas las personas, sin importar su ocupación o estatus migratorio, reciban protección social adecuada.
  • Reconocimiento, valoración y redistribución del trabajo de cuidado no remunerado: Históricamente, el trabajo de cuidado no remunerado ha sido realizado por mujeres y, si bien es esencial para toda vida, es intrínsecamente infravalorado. Con el envejecimiento de las sociedades en los países desarrollados y la reducción del gasto para el cuidado de niñxs, personas mayores y atención médica, es probable que la demanda de trabajo de cuidado aumente. Los gobiernos deben combatir los estereotipos de género y apoyar la redistribución del trabajo de cuidado, al tiempo que reconocen y proporcionan una compensación justa para quienes lo realizan.
  • Facilitación y promoción de la autoorganización de las trabajadoras del hogar (migrantes): Son las propias trabajadoras del hogar quienes están mejor posicionadas para informar a la sociedad civil, lxs expertxs y los gobiernos sobre las políticas que las beneficiarán y protegerán mejor sus derechos. Los gobiernos y la sociedad civil deben facilitar y promover la autoorganización y la incidencia por parte de las trabajadoras del hogar (migrantes) y eliminar cualquier barrera para ello.

Este informe fué traducido al Español por Jennifer Janssen.